El Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza son desde hace ya muchos años mi referente de fe cristiana.
la devoción que proceso a los sagrados titulares de mi hermandad y mi afición a la fotografía cofrade me hacen realizar este blog que espero que sea para todo el que lo visita un referente para ver como están en cualquier época del año nuestros sagrados titulares en sus respectivos altares.
Desde la cuaresma de 2008 he tenido la sana costumbre de fotografiar a nuestros sagrados titulares cada vez que se nos han mostrado con diferente vestimenta de acuerdo al tiempo litúrgico, en los cultos, besamanos, traslados y en los pasos.
actualmente poseo un fondo documental fotográfico bastante amplio que iré mostrando poco a poco, deseo que este sitio sea del agrado y utilidad para todos los que amamos y queremos a nuestro Cristo y su bendita madre de la Esperanza.

Francisco Javier Fernández González
cobreitor4@hotmail.com

domingo, 22 de marzo de 2015

Pregón de la Semana Santa de Sevilla
Lutgardo García Díaz
Teatro de la Maestranza, 22 de Marzo de 2015




Extracto del texto del pregón dedicado a nuestra Esperanza.

Saetas a la Esperanza.


    HIZO frío esta noche de traiciones y golpes,   de falsos testimonios y de besos de ortigas.   El día, por entonces,era un sueño lejano   fabricado de estrellas y de vientos y puentes   que erizaban las capas. Yo recuerdo haber visto   las hileras mellizas de los tramos de velas   avanzar sobre el río; la luz impresionista   dentro de los varales jugando con las lágrimas,   haciendo hermosos prismas, y sonaban las bellas   melodías que vuelven de aquel tiempo de oro.   Se ha reescrito de nuevo la noche inacabada   de los hondos contrastes -de tiniebla y de luces-   mientras el Inocente fue llevado por calles   con la Cruz en el hombro, nuevamente caído    como un rey desterrado del amor de su pueblo.       Ahora el aire preludia la llegada del día   y este viejo Arenal de Lope y de Cervantes   -en medio de los cirios, consumidos, tiznados-    ve venir la Esperanza despejando las nieblas   de la noche del Jueves. Es la hora del siempre.   En un balcón cercano, seguro de su raza,   heredero de voces y carbones de fraguas,   posa Manuel su mano sobre la barandilla 
  -fulge como una estrella el pasador del puño-   y espera a que se acalle la voz de los metales.   Su voz es una hoguera de llamas octosílabas,   un cántaro chascado, un coágulo en las venas.   Su voz lleva en los hombros la pena de aquel barrio   que a través de los siglos va aguardando el regreso   de la que en su tristeza despierta la esperanza.   Y duele el martinete, cómo duele a esta hora   la lucha cuerpo a cuerpo del hombre con su canto    cuando hasta el cielo siente los arpones del día.      Hizo frío esta noche de hogueras encendidas,   de mármoles manchados con la sangre del Justo.   Ya se va la Esperanza disuelta en el desorden   de las pompas de incienso. Ya Manuel se ha perdido,   su voz no es más que otras, ya su voz es recuerdo.    Al pasar el Postigo, se descorre la aurora.   Yo le lanzo mi beso, con el día la pierdo   y la gana la orilla que su regreso aguarda,   vestida por la dulce doctrina de unas manos   que rescatan el tiempo de las fotos antiguas.   Cuando va, como un sueño, a favor de corriente suena, lejos, Font de Anta, sabéis la melodía;   y Ella tiende su mano buscando el nuevo día…   Como un delfín de oro, salta el sol sobre el puente.       

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